Surfeando entre las noticias de internet, encontré una aplicación muy curiosa de IoT en bibliotecas: un semáforo de ruido. Aunque no es algo muy complejo, puede ayudar a controlar el nivel de ruido en la biblioteca. La gestión del ruido es un fenómeno que se puede apreciar especialmente en bibliotecas académicas, ya que en estas bibliotecas hay salas de lectura muy grandes donde los usuarios, al conocerse, comienzan a hablar o forman grupos de estudio. Esto hace que poco a poco se genere un murmullo que se va incrementando con el pasar de los minutos hasta volverse un ruido muy incómodo para quienes están estudiando.
Ahora bien, ¿qué nivel de ruido podemos permitir en nuestra biblioteca? Una solución que me parece muy interesante es tener varios espacios con diferentes niveles de ruido, por ejemplo: silencio absoluto, silencio moderado y zona de conversación. Si delimitamos bien las zonas e insonorizamos algunos espacios, podemos evitar que el ruido de las diferentes zonas se mezcle. De nada sirve un espacio de silencio absoluto si a unos metros hay una acalorada discusión sobre un trabajo próximo a entregar. También debemos considerar que las bibliotecas son espacios sociales donde los usuarios vienen a debatir, conversar y trabajar en equipo, por lo que debemos cambiar nuestra concepción y también prepararnos estructuralmente para tener este tipo de espacios.