En el mundo actual, donde la tecnología está presente en cada aspecto de nuestra vida, plataformas como WhatsApp, Idealista o Tinder se han convertido en verdaderos campos de minas para nuestra privacidad, cada uno en su sector, desdibujando la línea entre lo conveniente y lo peligroso. La facilidad con la que podemos caer en trampas de seguridad y privacidad es alarmante, especialmente cuando las herramientas diseñadas para facilitar nuestra comunicación y socialización se convierten en ventanas abiertas a nuestra vida privada.
tomemos WhatsApp, por ejemplo, la joya de la corona de nuestras interacciones digitales. Su requerimiento de vincular un número de teléfono a cada cuenta parece inofensivo al principio. Sin embargo, este pequeño detalle es una veta de oro para aquellos con malas intenciones.
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